A menudo trato con niñ@s que les cuesta entrar en un estado de relajación y descanso. Son niñ@s que acumulan más tensión o estrés del que pueden gestionar o soltar y, en muchos casos les cuesta dormir o no tienen sueño de calidad.A menudo trato con niñ@s que les cuesta entrar en un estado de relajación y descanso. Son niñ@s que acumulan más tensión o estrés del que pueden gestionar o soltar y, en muchos casos les cuesta dormir o no tienen sueño de calidad.
Entre sus preocupaciones diarias están el asegurarse de que son amados, de que están haciendo las cosas bien, que son aceptados tanto en la familia como en el cole y las actividades extraescolares; a la vez que tratan de conocerse y desarrollarse ellos mismos, sin decepcionar a las personas más importantes de su vida.
Por un lado, la mayoría de las veces, no son conscientes de esto. Saben que no se sienten bien o como a ellos les gustaría, pero también se cuestionan o se echan la culpa de lo que les pasa. Pueden llegar a asumir que no están haciendo las cosas bien y sentirse mal es la consecuencia.
Por otro lado, los padres estamos inmersos en nuestras propias preocupaciones y desde afuera vemos comportamientos un poco extraños, que están más rebeldes o que enferman más. Pero nos cuesta hacer un alto y averiguar qué hay detrás realmente, o simplemente no sabemos cómo hacerlo.
Así es como la falta de comunicación entre unos (que no son conscientes ni saben transmitir sus emociones en idioma adulto) y otros (que no estamos entrenados para ayudar a gestionar la emociones en niños) empieza a generar distancia emocional.
¿Y qué podemos hacer?
Lo primero, concienciarnos de que ellos no perciben el mundo y la vida como los adultos. Prácticamente hasta la adolescencia no empiezan a ser conscientes de dónde están realmente y cómo funcionan las cosas a nivel general.
Pero sí que tienen muy activo el instinto de supervivencia, y hacen todo lo que pueden para transmitir sus necesidades. El punto es que los adultos conectemos con nuestro niñ@ intern@ para poder entender sus necesidades emocionales desde su idioma infantil y poder darle solución. De este modo, ya tendrán al menos una muestra de cómo se gestionan estos asuntos.
Conectar con ellos desde su mundo, hacerles sentir aceptados y amados, es una forma de empezar a darles herramientas para la gestión del estrés, desde su perspectiva infantil, intuitiva y natural 💚